El día que no existe

Noche vieja, siempre me resulta de lo más melancolica. Antes de la gran fiesta hay una especie de decepción, como si lo que fuera a ocurrir a continuación creyeras preveerlo, un forzado deseo de carecer de la espectación ante una noche que no deberia ser más distinta que el resto pero que sin embargo acabó siendolo. Y acabas preguntandote, ¿Como no iba a ser distinta? Aquella noche fue tan genuina como sus protagonistas, y cada uno de ellos era de por si el único ser de su propia extraña raza...

A las 00:15 habia quedado con el bueno de Rafa para que me acercara a Churriana, le pillaba de camino (aunque el iba a la fiesta de la KIU) porque tenia que recoger a un amigo en Alhaurin de la Torre.
Durante unos minutos esperé contraido en mi chaqueta en la calle de Mariló esperando que llegaran los demás, por suerte Mariola y Dario llegaron temprano. Para las 1:30 estabamos todos en el sotano repartiendo bebida y arrancandonos a bailar unos a otros. La sala gozaba de una apropiada decoración newyear, por no hablar de las de por si instalaciones discotequeras como la bola giratoria que me cargué de un manotazo nada más empezar la fiesta. No bebí mucho, creo, un par de copas de Ron con Cola y probé el Licor 43 con batido de chocolate con Mariola y Florinda, pero se me subieron pronto. Por suerte o desdicha, todo esta grabado en el maquiavelico documental rodado por Valentin, y aunque no recuerdo con claridad muchas cosas, si sé que lo pasé muy bien, y que ciertas personas querían emborracharme a base de cargarme las copas de ron, de eso y de que no me dejaron dormir en toda la noche...

El dia 1 de Enero sobre las 11 me encontraba en un autobus de vuelta a casa, vestido de chaqueta y preguntandome qué hacia despierto ese día que no existe.