Y en la tempestad erguí un grito que hizo verme solo bajo las lagrimas de Dios
Pero ese mar marchito no tenia fuente y sin divinidad a que acogerme pronuncié tu nombre...
Arrepentido, contuve el aliento un breve instante Sentí el frio a mi espalda, la noche al frente.
No volveria a hacerlo, o eso quise creer.
Cerré los ojos, y entre deseos deseé que no volviera a amanecer |
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