domingo, diciembre 11, 2005

El que es solitario

El trabajo se amontona estos días, y yo solo puedo mirar al cielo con los ojos entornados, no me apetece el deber y la devoción no parece una salida a esta inquietud que siento tan grave en mis entrañas, vibrando como un grueso bordón de plata.

Un llanto de guitarras eléctricas y una voz de letras y pasta dura me ha arrancado los pensamientos durante estas noches, me ha regalado la visión de la inocencia del valiente y la cobardía del pecado, me ha recordado lo dulce de las vidas que no son propias, de las vicisitudes que no acontecen y he vuelto a desear un nuevo aliento de aires forasteros.

Mientras mi razonar pendula la realidad se amontona en forma de responsabilidad y la miro con descaro, media sonrisa y ojos de desgana…