martes, abril 19, 2005

Mirada estival - Pt. 1

Llevaba un rato en silencio, inclinado sobre los papeles. Los labios de Samuel se apretaban con fuerza estrujandolos de un lado a otro, leia más allá del texto de aquella carta. Era un email impreso hacia unas horas. Samuel nunca leía de la pantalla de su computadora si podia evitarlo, y todos sus correos electrónicos se amontonaban en la bandeja de la impresora dia tras dia, y una vez por semana se paraba a leerlos todos.

Se había detenido en uno de ellos: Carmen Vargas Garrido. Fue hacía dos semanas cuando la conoció, la había visto otras veces y, ¿para qué mentir?, no le resultaba indiferente. Carmen vestía ropas ajustadas y anchas en un muy estético equilibrio, los pantalones siempre ocultaban la mayor parte de su calzado y en invierno usaba abrigos de lana en gabardina.
Aquella noche dos semanas atras se encerró en sus ojos por primera vez, imaginó lo que representaba su gesto y expresion, y apreció durante cuanto tiempo permanecia devolviendole la mirada fija y como abandonaba con aquella dulce sonrisa sin poder comprender la extraña actitud de Samuel. Por otra parte, él tampoco acababa de entender porque hacía ese tipo de cosas la observaba analizando paginas de un libro, buscando bellezas escondidas e imaginando el texto que queda implicito le resultaba una costumbre muy divertida aunque, por supuesto, poco practica. Aquellas miradas comunicaban demasiadas cosas para saber a que atenerse o que conclusión tomar en serio y cual dejar del lado de la fantasía.

Ilustracion: Apollo and Daphne - Alexei King

Ilustracion: Apollo and Daphne (Alexei King)

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"Aquellas miradas comunicaban demasiadas cosas para saber a que atenerse o que conclusión tomar en serio y cual dejar del lado de la fantasía."

Amén.

PD: no me gusta el nombre que le has puesto a la damisela protagonista, pero lo mio ya es manía persecutoria. En fin, tus razones tendrás :P

5:20 p. m.  
Blogger Jack3s said...

El nombre era arbitrario, no esperaba que te recordara a nadie..., aunque bien podia haberlo pensado..., bueno da igual.

No sé, las miradas tienden a ser traicioneras a veces y solo te dicen lo que quieres oir. Será que no sabemos escucharlas.

6:11 p. m.  

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